SUSANA CABRERA Y MARISA SOSA EXPONEN SUS OBRAS EN EL MARCO DEL PROYECTO «LA LÍNEA PIENSA» EN CENTRO CULTURAL BORGES
Buenos Aires, 4 de septiembre de 2022. Las artistas plásticas Susana Cabrera y Marisa Sosa exponen la muestra «Encuentros y extravíos» en el marco del proyecto «La línea piensa», en el Centro Cultural Borges de esta ciudad, informaron sus organizadores.
«Encuentros y extravíos», de Cabrera y Sosa se trata de la muestra 117 de «La línea piensa», un proyecto de Luis Félipe Noé y Eduardo Stupía destinado a visibilizar los grandes exponentes que existen en nuestro país en materia de dibujo.
En exposición se extenderá hasta el 3 de noviembre en el Centro Cultural Borges de Viamonte 525, CABA y se puede visitar de miércoles a domingo de 14 a 20.
La actividad del centro cultural se puede consultar en la redes sociales: @CentroBorges/centroborges.
«Cabrera y Sosa, según la óptica y la herramienta que definen su aproximación sensitiva al dibujo, examinan —cada una a su manera— las manifestaciones y fenómenos físicos de la vida natural y conducen al espectador a través del singular territorio de una geografía compartida», explica Stupía.
Además, añadió que «en este raro derrotero, el detalle descriptivo convive con el misterio, y las galas y ornamentos de una botánica inclasificable hacen juego con la sugestión y la sensualidad escénicas».
Por su parte, Susana Cabrera explicó que «desde hace años, trabajando con la naturaleza, tengo la profunda convicción de que la Tierra es una creación de lo Divino; por lo tanto, como humanidad debemos tratarla con esmero. Cuidarla es devolverle la dignidad de lo misterioso, de lo bello, de lo sublime».
En tango, Pía Dalesson, sobre la obra de Cabrera, dijo: «Con los ojos aún colmados del origen. Con las manos no agarrándose más que de la luz», un poema de Yves Bonnefoy.
«Las obras de Cabrera son un modo de expandir la conciencia. Sobre un encaje de hoja, las nervaduras llevan el paso del tiempo, el flujo de vida, la savia curadora. Un microelemento que contiene toda estructura, con el consentimiento de la luz, da cuenta de la fuerza que fluye. Un acercamiento microscópico a partir de la fotografía, que deviene dibujo, línea, destello. Levantar la mirada y rever, por primera vez, el aura, el todo y la nada, una hoja traída por el viento, incluso una espina, en constante cambio», agregó Dalesson.
Mientras que Marisa Sosa aseguró que «la marañas son líneas orgánicas que cruzan el papel de manera visceral formando densos tumultos que crecen y se multiplican como paisajes resecos y oscuras aguas estancadas. Estas formas entramadas fueron creadas para anteponer una veladura a la realidad; así, también pueden aparecer sin intención alguna en lo más profundo de los pensamientos».
Y agrega que «como redes de ramas que asfixian, hunden y ocultan, están tanto fuera como dentro de uno. Estos nudos internos a veces se descubren y, ante el deseo de resolverlos, se disipan provocando un descanso en el blanco del papel, donde la línea desaparece y la visión se aclara y se abre a la posibilidad de planificar».
Además sostiene que «en la serie de dibujos con carbonilla predomina la imagen del paisaje, desde la figuración palpable hasta la casi abstracción de ciertos acercamientos a estas formas. Cargadas de simbolismo y contenido conceptual, pueden a la vez despegarse del mensaje para reposar en el tratamiento, las líneas, las manchas y la composición».
«Esta propuesta intenta dialogar con el espectador desde dos lecturas posibles: la que carga con una gran temática sociopolítica y la que presenta paisajes en movimiento, donde me siento con fluidez para hablar desde mí», manifestó.
Asimos, Luis Felipe Noé y Eduardo Stupía, detallaron que «cuando iniciamos el ciclo de ‘La línea piensa’ en mayo de 2006 nos propusimos la tarea de rescatar y exhibir aquellas maneras y formas de la práctica del dibujo que se destacaran por la autonomía y la invención poética en los lenguajes de la línea antes que por la sujeción y el sometimiento de estos a la hegemonía de la representación».
«Huelga decir que, hoy en día, ese pequeño manifiesto ha quedado saludablemente desactualizado, habida cuenta del modo en que el dibujo se ha expandido, desarrollado y transformado en el heterogéneo concierto de las prácticas estéticas actuales, diluyendo sus propias fronteras y salteando sus límites conceptuales como disciplina, y se ha convertido en un campo que sigue expandiéndose y revelando nuevas e inesperadas fisonomías», finalizan.